


Esos personajes que, sin la preparación adecuada, con una bomba de aspersión al hombro, algunos hasta con una termo nebulizadora, y con una mochila llena de una amplia selección de insecticidas y otros productos sin un origen bien definido ofrecen sus servicios de control de plagas de puerta en puerta.
Esta es la peor plaga que Ustedes como usuarios de este tipo de servicios y nosotros como prestadores del mismo padecemos continuamente. El poco o nulo control gubernamental y la facilidad para adquirir pesticidas baratos, muchos de ellos inadecuados y prohibidos para uso urbano, facilita la labor de estos aventadores de productos que sin asomo de ética los usan indiscriminadamente.
Los productos de calidad de laboratorio, los equipos adecuados y el personal uniformado y con las medidas de protección que se requieren altamente capacitado son caros y por eso nosotros no podemos competir con esos mochileros.
¡NO SE DEJE SORPRENDER, ACUDA A LOS PROFESIONALES!
Desde la época de las cavernas hemos convivido con ellos buscando siempre la manera de combatirlos. A esta lucha no se le ve fin y seguirá mientras existamos los seres humanos.
No cabe duda que los insectos son los mejor dotados para vivir en este mundo. Tienen alrededor de 50 millones de años de existir y nosotros apenas juntamos medio millón y diez mil años formando parte de la historia.
Aquí estamos luchando, el hombre y algunos insectos, por las mismas cosas: los cultivos (algunas de temer), a los que le gusta la sangre (mosquitos, chinches, pulgas, garrapatas, etc.), la nuestra y la de los animales domésticos. Ellos son felices viviendo en la comodidad de nuestras casas y centros de trabajo.
Ellos son muy hábiles para adaptarse a lo que emprendamos para nuestra protección y pasan fácilmente por alto la labor de los científicos.
Nuestro progreso, los millones de toneladas de alimentos almacenados y los enormes hatos de ganado y aves para nuestro abastecimiento alimentario han permitido a los insectos multiplicarse en forma inusitada y esto nos hace más vulnerables a sus ataques.
Nuestras casas, los centros comerciales, los mercados, los sistemas de drenaje, etc. son lugares perfectos para albergar esos insectos nocivos. Nuestros hábitos de higiene (personal, en la casa, en todos los lugares con actividad humana) son esenciales. Y queda la decisión de acudir oportunamente a los controladores de plagas para tener un nivel confortable de tranquilidad.
Las selvas de la península yucateca fueron excelentes proveedoras de maderas para los moradores originales y de la conquista para acá sus maderas preciosas conquistaron todo el mundo. La explotación irracional de ellas ha llevado irremediablemente al agotamiento de esas selvas y casi a su destrucción.
Sin embargo, en Quintana Roo desde varias décadas se han implantado sistemas racionales de explotación. Los ejidatarios y un grupo de entusiastas biólogos dividieron la zona forestal en 25 lotes e hicieron un inventario de la cantidad de árboles que hay de cada especie. A partir de entonces cada año se corta de un solo lote los árboles de edad y tamaño adecuado y se siembran siete por cada árbol cortado.
La industrialización de esas maderas tropicales por Sociedades Ejidales ha recibido reconocimiento a nivel mundial y se le otorgo la Certificación de “Producto Obtenido De Manera Sustentable”.
En las selvas de Quintana Roo hay más de 120 especies que van desde las muy duras (Kalatox) hasta las más blandas (Sac-Chaká) y las de color rojo sangre como el Chaká. La caoba y el cedro siguen siendo las que acaparan el mercado
La voluntad combinada con la alta tecnología ha mejorado el nivel de vida de la comunidad y está permitiendo que la selva que vio florecer la civilización maya siga viva.